Los profesionales debemos reconocer que no tenemos el conocimiento codificado para reconocer y resolver todos los problemas. Tenemos que asumir que no siempre tenemos toda la información, tenemos que tener el valor de vencer los prejuicios y resistencias que se interponen ante soluciones novedosas.

Esto no quiere decir, dice el autor, que caigamos en una especie de populismo académico reinvindicando solamente la primacía de la práctica, lanzando a los estudiantes en las primeras etapas de la formación a experiencias innovadoras sin ningún tipo de orientación teórico-metodológica.